Bueno, me temo que eso no es correcto.
El adjetivo “apóstata” fue atribuido a Julián, primo de Constantino, quien lo sucedió. Julián el Apóstata intentó frenar la propagación de la Iglesia cristiana e intentó imponer la adoración de los dioses olímpicos y el panteón romano. Numerosos decretos de su vida le hicieron la vida muy difícil a los cristianos y, dado que fue en contra de las políticas de su primo mayor, de ahí el apodo histórico por el que llegó a ser conocido.
Por el contrario, Constantino el Grande no impuso nada, sino que, en cambio, le otorgó libertad religiosa general (Ανεξιθρησκεία) para todas las religiones, por lo que no habría razón para que nadie se sintiera descontento con él a este respecto. Él mismo no se bautizó hasta el final de su vida, tanto porque esa era la (mala) costumbre en el momento entre los futuros cristianos, pero, lo que es más importante, por temor a alienar a sus súbditos no cristianos.