No hay nada loco en cuestionar eventos como el 11 de septiembre y crear un debate al respecto. Tampoco hay nada de malo en cuestionar las explicaciones “oficiales”, es un componente vital de una democracia vibrante. Si la participación de ciudadanos comunes puede ser ignorada por ‘funcionarios’ o analistas ‘independientes’ sancionados por el gobierno, entonces nos colocamos en una pendiente resbaladiza donde la democracia es demolida y reemplazada por alguna versión de autocracia.
Entonces, que sean los ‘locos’. Son pilares muy importantes de la democracia.
Por ejemplo, en la década de 1930, muchos ‘locos’ alemanes cuestionaron la historia oficial del incendio de Riechtag, a los nazis no les habría resultado tan fácil llegar al poder. La historia podría haber sido, con suerte, muy diferente. Fue una operación de ‘bandera falsa’, donde los nazis instrumentaron en secreto el incendio provocado y lo culparon a otra persona para lograr un objetivo político. ¿Fue patriótico de los alemanes apoyar a los nazis? Por supuesto que no, era simplemente un partido político, uno de muchos. Alemania en su conjunto es mucho más grande que cualquier partido político o administración. Era mucho más patriótico que un alemán apoyara a Alemania que al partido nazi.
Algo similar ocurre con el debate en torno al 11 de septiembre. Si bien uno debe apoyar su administración durante una crisis nacional. También es importante realizar un escrutinio suficiente en esta administración.
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En el mundo peligroso en el que vivimos, la erosión de la democracia genuina es más catastrófica que cualquier otra cosa.