¿Cómo reaccionó Inocencio III al Saqueo de Constantinopla?

La actitud de Inocencio cambia radicalmente si examinamos la situación solo dos años antes.

Cuando le llegó la noticia del asedio de Zara, amenazó con la excomunión de los perpetradores a cualquier otro ataque contra los cristianos.

En 1204, sin embargo, la posición de la iglesia cambió, principalmente debido a razones geopolíticas.

1 – la deuda de Alexios IV

El primer asedio de 1203 ocurrió para instalarse en el Trono Angelos Alexios IV, después de las promesas de un gran pago y la reparación del cisma. Él no pudo pagar tanto el tributo material como el espiritual (como Dandolo previó) y fue depuesto.

2 – La ocasión presentada a Inocencio III

La reparación del cisma habría ampliado la influencia papal por un gran margen. El Papa no fue directamente responsable de las acciones de los cruzados, pero podría beneficiarse del resultado: los venecianos obtienen su dinero, nosotros obtenemos algunos millones de almas más.

3 – La distancia percibida con el mundo ortodoxo

La ortodoxia y el catolicismo son, para el siglo XIII, muy diversos en los ritos. El lenguaje, la autoridad, las reglas eran diferentes y se percibían como otro mundo.

Entonces, Inocencio protestó pero NO excomulgó a nadie cuando los cruzados zarparon hacia Costantinopla.

Después del asedio, sin embargo, condenó y reprendió fuertemente el acto como bárbaro. Esto es probable porque una toma violenta y un saqueo de la ciudad resultaron en:

  • El último declive del imperio bizantino, el principal enemigo de los califatos
  • Negó cualquier esfuerzo centrado en una toma pacífica y “romanización” de la iglesia
  • Causó odio griego hacia los católicos y negó cualquier negociación adicional para terminar con el cisma.

Mientras que el Imperio latino absorbió mano de obra, recursos y fe muy necesarios para una causa perdida, otorgando la victoria final a largo plazo para los turcos.

Sin embargo, Inocencio nunca excomulgó formalmente a los cruzados.

La cuestión albigesiana iba en aumento y el papa no necesitaba crear aún más divisiones en la iglesia. Así que optó por mantener relaciones justas con estos nobles y soldados a cambio de su ayuda para reprimir la herejía.