Maquiavelo creía que los ejércitos mercenarios no eran confiables debido a lo que él llamó “guerras sin sangre”. Él veía a los ejércitos mercenarios como vacilantes en aplastar a los oponentes por completo porque eliminaría a un posible empleador. Como resultado de esta vacilación, los conflictos (según Maquiavelo) fueron a menudo dos ejércitos postulados, seguidos de un breve combate, y luego un lado que abandonó el campo.
Si esto es cierto o no es tema de debate. Curiosamente, la mayoría de los contratos mercenarios sobrevivientes de la época en realidad tienen cláusulas que estipulan un período de tiempo posterior a la finalización del contrato en el que el líder mercenario no pudo ir a la guerra contra su empleador anterior.
Maquiavelo parecía menos preocupado con los mercenarios “rebelándose” en su empleador anterior, y más su fiabilidad para destruir adecuadamente a sus oponentes.