Podría decirse que la urbanización impulsó la revolución industrial, aunque lo contrario también es cierto. La urbanización proporcionó la fuerza laboral para la revolución industrial y permitió que tuviera éxito. A medida que las fábricas crecieron, se expandieron necesitando más trabajadores y, por lo tanto, un mayor número de trabajadores cercanos. La urbanización permitió a los trabajadores vivir cerca de las fábricas y las fábricas estaban en constante funcionamiento.
Por otro lado, la urbanización se ejecutó de manera deficiente con muchas personas que viven en la pobreza y, a medida que la enfermedad y el hambre asolaron las zonas urbanas, más personas pidieron mejores salarios y mejores condiciones de vida. Así, los sindicatos comenzaron a formarse y alentaron a los trabajadores a criticar las fábricas que los empleaban. Esto desaceleró la revolución industrial considerablemente