Durante gran parte del siglo XX, Honduras no tuvo gobiernos civiles. Los líderes militares con frecuencia se convirtieron en presidentes, ya sea a través de elecciones o por golpes de estado. El general Tiburcio Carías Andino fue elegido en 1932, luego convocó a una asamblea constituyente que le permitió ser reelegido, y su gobierno se hizo más autoritario hasta una elección en 1948. Durante las décadas siguientes, los golpes de estado ocurrieron en octubre de 1955 por un grupo de oficiales militares, en octubre de 1963 (golpe de estado hondureño de 1963) y diciembre de 1972 por el general Oswaldo López Arellano, en 1975 por Juan Alberto Melgar Castro (golpe de estado hondureño de 1975) y en 1978 por Policarpo Paz García.
Los sucesores de López continuaron los programas de modernización de las fuerzas armadas, construyeron fuerzas del ejército y de seguridad y se concentraron en la superioridad de la fuerza aérea hondureña sobre sus vecinos. Durante los gobiernos del general Juan Alberto Melgar (1975–78) y del general Policarpo Paz (1978–82), Honduras construyó la mayor parte de su infraestructura física y sistemas de electricidad y telecomunicaciones terrestres, los cuales son monopolios estatales. El país experimentó un crecimiento económico durante este período, con una mayor demanda internacional de sus productos y una mayor disponibilidad de capital comercial extranjero.