Harry Anslinger fue el factor más importante en la prohibición del cannabis. Fue jefe de la Oficina Federal de Narcóticos de los Estados Unidos y un vendedor increíblemente efectivo del concepto de que la marihuana era un “asesino de la juventud” potencial. Esta táctica de miedo brillantemente concisa fue un golpe maestro de propaganda y ha sido el pilar de los guerreros de la droga, desde entonces. “¿Qué pasa con los niños?” todavía se usa para justificar la guerra contra las drogas hoy.
La realidad es que caracterizar a las drogas como poseedores de propiedades perniciosas es completamente absurdo. Las moléculas no son ni buenas ni malas, son simplemente moléculas. Las drogas demoníacas, como la marihuana, les confieren poderes especiales que simplemente no poseen. Pero la mayoría de la gente cree esta idea. Mire la actual “sales de baño que lo convertirá en una histeria zombie” para un ejemplo de este enfoque de propaganda altamente eficaz. Lea el excelente libro “El culto a la farmacología” para obtener más información acerca de cómo nuestro pensamiento sobre las drogas es profundamente defectuoso.