¿Cómo era vivir en Rusia justo antes del colapso de la URSS?

Estuve en Leningrado (ahora San Petersburgo) durante cinco semanas en el verano de 1991, que sería el último verano de la Unión Soviética. Señales de cambio estaban en todas partes. En junio de 1991, se celebraron las primeras elecciones presidenciales rusas (ganó Boris Yeltsin) y se celebró un referéndum sobre el nombre de la ciudad (en última instancia, se restableció el nombre prerrevolucionario de San Petersburgo). Por primera vez, la ciudad eligió directamente a su propio alcalde. En el terreno, los cambios más importantes estuvieron relacionados con la economía. El rublo soviético, que se negoció artificialmente a tasas favorables al dólar, perdió valor. Cuando estuve allí fue de 35 por dólar (habían sido 12 o menos solo unos meses antes), y estaba cayendo. El mercado negro también estaba en todas partes. Los soviéticos se me acercaron vendiendo uniformes militares, medallas históricas del Ejército y, por supuesto, tratando de cambiar rublos por divisas. Esta actividad fue abierta y apenas escondida, aunque técnicamente ilegal. Parecía que todo estaba en juego, y de hecho en menos de un mes habría un intento de golpe de estado en Moscú, lo que finalmente conduciría a la disolución de la Unión Soviética para fin de año.