Ningún “pueblo blanco” fue esclavizado en África, ni antes de 1650 ni después. Probablemente esté pensando en la captura y esclavización de “cristianos” por piratas musulmanes con sede en el norte de África y que operan en el mar Mediterráneo. Los cristianos, por su parte, llamaron a sus antagonistas infieles o bárbaros, pero no personas marrones o negras. Es cierto que a menudo se decía que la piel “negra” era un rasgo típico de los “moros” (musulmanes), especialmente por personas en el norte de Europa que nunca habían visto a un musulmán. Pero los europeos todavía no consideraban el color de la piel con el temor supersticioso en el que la mayoría de nosotros los modernos hemos sido formados. La religión era el criterio principal para dividir a la humanidad.
Cuando miramos hacia atrás a los mercados de esclavos antiguos o medievales y vemos que “personas blancas” son vendidas a Egipto, Andalucía o los turcos, estamos imponiendo filtros modernos, y pseudocientíficos en eventos y procesos pasados. Se llama leer la historia al revés, y al igual que al leer una página de texto al revés, le da un sentido extrañamente distorsionado de su significado.