Muchas personas que se definen como liberales (en el sentido económico, especialmente los ancaps o neoliberales más salvajes del mercado libre) parecen odiar más a los socialistas que a los fascistas porque el fascismo defiende la propiedad privada y la sumisión de los trabajadores, mientras que el socialismo lucharía al menos para frenar y regular la empresa privada y defender los derechos de los trabajadores en todos los sentidos.
Curiosamente, en estos días he sido atacado por un grupo de autoproclamados “liberales” españoles llamándome “comunista”, aunque soy un socialdemócrata, no me opongo a la empresa privada, pero sí estoy a favor de un grado de mezcla economía, y nunca apoyaría ninguna forma de dictadura. O estos “liberales” están actuando de mala fe y me acusan a sabiendas de creencias que nunca he sostenido, o son completamente incapaces de ver las diferencias entre los distintos conceptos básicos izquierdistas de justicia, igualdad, libertad y solidaridad.
Pero definitivamente el odio que me han mostrado es solo similar al odio que he sufrido de los fascistas, mientras que todos hemos visto las buenas amistades que los líderes neoliberales como Thatcher han desarrollado con atroces asesinos fascistas como Pinochet.
Entonces, si no se puede afirmar como un hecho definitivo, la declaración tiene credibilidad en la vida real.
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