¿Por qué la gente idealiza la década de 1950?

La década de 1950 ocurrió cerca del comienzo de la Guerra Fría. Eso significa que gran parte de lo que ves en la televisión en la década de 1950 era, de una forma u otra, propaganda. Los medios de comunicación –TV, radio, películas, anuncios– tenían una agenda para pintar la democracia capitalista como justa y el comunismo socialista como malvado. Esto nos dio un enemigo común para luchar y, en cierta medida, nos impidió centrarnos en nuestras propias deficiencias y conflictos internos.

La comunidad de la década de 1950 también fue diferente. La gente tenía automóviles, sí, pero no solían tener más de un automóvil por familia. La revolución sexual aún no se había establecido, por lo que había más amas de casa y la televisión aún retrataba a las madres que se quedaban en casa de manera positiva. Los niños pasaron menos tiempo en la escuela y más tiempo con sus familiares y amigos en el vecindario.

¿Fueron mejores los años cincuenta? De alguna manera, sí, lo fueron. ¿Eran peores?

Hubo una mayor aceptación de la discriminación en la década de 1950. Los estados protegidos de género, raza, discapacidad y edad no existían en ese entonces. Hubo poca o ninguna aceptación de cualquier orientación sexual o identidad aparte de la heterosexualidad. Si se salía de los estados o identidades preferidos, le resultaba más difícil hacer que las cosas funcionaran.

Estábamos en la cima económicamente. Principalmente porque nuestros competidores habían sido devastados por la Segunda Guerra Mundial. Estábamos fuera de la depresión y la guerra.

Fue un buen momento para ser un niño. Teníamos mucha libertad. No había el tipo de paranoia exagerada, alimentada por los medios, que ves hoy.

Las familias estaban más unidas. Las familias todavía se juntaban para cantar alrededor de los pianos. Las familias se sentaron en el porche viendo pasar el mundo.

Fue una época de fermento creativo. Todo lo que sucedió en los años 60 ya había sucedido en los años 50. Simplemente no estaba recibiendo mucha atención de los medios.

Teníamos líderes adultos sanos e inteligentes, Truman y Eisenhower.

Se respetaba la autoridad pero tenía que ganarse. Edward R. Morrow y Walter Cronkite obtuvieron respeto porque se lo ganaron.