Técnicamente, en el sentido de que era una de las naciones aliadas que se oponía al Eje.
Pero en cualquier medida normal, Polonia fue aplastada por la guerra. Perdió a 6 millones de personas, la cuarta mayor parte de cualquier país, y con mucho el mayor porcentaje de la población anterior a la guerra. Sus centros industriales y ciudades quedaron devastados, con la capital Varsovia casi inexistente después de la demolición y la matanza planeada por los nazis en 1944. Luego, para colmo, Polonia no descansó después de la guerra, sino que se convirtió en un Estado satélite soviético después de una “elección” falsa que fue vigilada por 100.000 milicianos armados y soldados. El territorio anexado por la Unión Soviética en 1939 tampoco fue devuelto, aunque Polonia fue compensada con la misma cantidad de territorio alemán. La mejor descripción de Polonia en la Segunda Guerra Mundial es víctima.