¿Cómo logró el general Daniel Morgan mantener sus bajas tan bajas en la Batalla de Cowpens?

En una palabra: estrategia. Primero, hacer que los francotiradores eligieran a los oficiales británicos rompió una cadena de mando disciplinada. Los británicos avanzaron enojados con esta táctica, pero sin un liderazgo completamente organizado, y se toparon con lo que debieron haber asumido que eran asiduos estadounidenses. Estos fueron, por supuesto, las milicias que, para su crédito, dispararon la mayoría de las dos rondas que se les pidió que dispararan antes de retirarse. Al ver esto, los británicos, ahora aún más desenfrenados (nunca es algo bueno en una batalla, como nos dicen múltiples historias) persiguieron en venganza y cayeron en LA mayor razón de las bajas desiguales. Los habituales estadounidenses los esperaban al pie de la colina. El experimentado Morgan sabía que los soldados de ambos bandos tendían a disparar sobre las cabezas de sus oponentes, lo que exagera disparando cuesta abajo. Dio instrucciones a sus tropas de apuntar a las rodillas del enemigo para que cuando llegaran corriendo por la colina esperando perseguir la parte trasera de la infantería aterrorizada, se encontraran con una línea en masa completamente uniforme esperándolos. Se vertió una volea completa en la línea de Redcoat con resultados devastadores y con poca capacidad para que los británicos regresen en especie. Con la falta de oficiales para recoger y formar el pánico debe haber sucedido. La milicia estadounidense pudo entonces volver a unirse a la refriega multiplicando el afecto.

Había más en esta batalla, que es quizás mi favorita para estudiar, incluida una buena caballería en ambos lados, pero la disparidad de víctimas es de lo que expliqué anteriormente, en mi opinión. Morgan fue un líder brillante.