No tanto necesario como inevitable. La clase dominante eventualmente presionará demasiado a los productores y se producirá una revuelta. La historia nos dice que la “clase dominante” es básicamente quien ganó la última revuelta.
En Estados Unidos, por ejemplo, los ganadores de la última revuelta fueron un grupo de colonos. Algunos eran de origen noble, otros comunes, pero el gobierno que crearon debía ser resistente a una clase dominante duradera. Con los años, la élite política ha cambiado lentamente las reglas, erosionando las protecciones contra la formación de una nobleza política. Ahora tenemos legisladores que se mantienen por encima de la ley (es decir, el Congreso nombra un comité de ética que ha decidido que el uso de información privilegiada por parte de los miembros del Congreso es ético; zorro, gallinero). Si no se hace nada al respecto, el poder continuará centralizándose, la élite política se volverá más miope e endogámica, y eventualmente un levantamiento puede ser la única opción que quede.