El NY Times generalmente representa un segmento de periodismo políticamente liberal. Los periodistas y lectores políticamente liberales, generalmente educados, se han opuesto a las políticas de Israel, particularmente cuando se trata de la relación de Israel con los palestinos. Esto incluye a muchos judíos liberales. Creo que esto surge de un deseo de “ser objetivo”, de ver la relación entre Israel y los palestinos independientemente de las fuerzas religiosas en juego y separadas de la amenaza a la existencia de Israel. Esto tiene sentido cuando tratas la interacción como un ejercicio intelectual, divorciado de la realidad. Luego, uno mira las palabras en papel, las declaraciones de la ONU, las estadísticas de quién tiene y quién no, y usted ve a Israel como el más poderoso y a los palestinos como los de abajo. Israel, como el que no fue destruido, es visto como el opresor en la dialéctica arquetípica entre el gobernante y las masas. Divorciados de la historia o la realidad de la región, el valor más alto es la “equidad” y la igualdad, y parece que los palestinos no reciben el mismo trato que los israelíes, y ciertamente no tienen tanto como los israelíes. Israel tiene un ejército, Israel se defiende, y esto se ve como un anatema para la paz.
La actitud del NY Times y de muchas de las personas que comentan en él no está muy lejos de la actitud que vemos en la Universidad de Columbia en Nueva York. Columbia, vista como un bastión del pensamiento liberal, es la primera escuela en tener un “centro de estudios palestinos” y honra el legado de Edward Said, que estaba firmemente en contra de Israel y sus políticas. No es sorprendente que, en medio de los conflictos con Irán, Columbia invitó a Ahmadinejad de Irán a hablar y denunciar a Israel. Columbia ha sido un jugador clave en el intento de boicotear las actividades académicas con Israel. La razón ha sido (aparentemente) el alivio de la opresión de los palestinos por parte de Israel.