Si bien la unificación se logró en solo unos meses después de la caída del Muro de Berlín y el final del Telón de Acero, la integración es un problema generacional. La Alemania Oriental de 2015 no es la de 1990, pero tampoco está totalmente integrada. Si bien las cifras de desempleo no son la historia completa, son una métrica fácil y demuestran que el contraste sigue siendo nítido:
Cuando voy a Berlín, generalmente me quedo en el lado este (Pankow). Tenemos conocidos occidentales que afirman que nunca van al lado este y que albergan resentimiento por el precio que han pagado por la reconstrucción de la infraestructura de Alemania Oriental.
Al viajar a Berlín Occidental tanto para los juegos de fútbol de Hertha como para el 25 aniversario de las celebraciones del muro, sabía que la generación más joven no siente ninguna de las antipatías históricas.